Aljibe
Los aljibes son depósitos, normalmente subterráneos, que se llenan a través de la recogida del agua de lluvia. Se utilizan en aquellos lugares alejados de los ríos, donde no hay posibilidad de fuentes y pozos, o donde el agua subterránea es dura y salitrosa y no puede emplearse en el abastecimiento humano ni aminal. Forma parte de los elementos propios de la arquitectura del agua, junto con las balsas de uso ganadero, lagunazos o navazos.
Se emplazan al igual que los pozos en pequeñas ramblas, presentando por lo general planta cuadrangular, exceptuando varios ejemplos en la localidad de Burbáguena. El funcionamiento es la excavación de toda la planta unos dos metros de profundidad realizando un muro de mampostería que es enlucido por argamasa. Están cubiertos por bóveda en los más antiguos y hormigón o vigas en los más modernos. El agua de la rambla en la que se ubica se desvía hasta el depósito subterráneo, almacenándose hasta que es precisa.
La técnica de los aljibes era conocida por los romano, aunque casi todos los conservados en el valle del Jiloca datan de finales del siglo XIX o primera mitad del XX. Se pueden construir de variadas formas y tamaños, utilizando como materiales la sillería, la mampostería, el ladrillo o el tapial. Independientemente del material, era necesario que el depósito estuviera impermeabilizado, ya fuera mediante betunes (aceites de enebro, olivo, sebo, etc.) o, más frecuentemente, revocando la construcción con arcilla. También los podemos encontrar excavados total o parcialmente en la roca.
Lo importante era que almacenaran agua y que se conservara en buen estado. Suelen estar cubiertos y el acceso es muy pequeño, normalmente un hueco en su parte superior, para evitar la entrada de animales y protegerlo de la luz.
Aljibes de agua de boca
Algunos de ellos estaban destinados al abastecimiento humano, como los que encontramos en los castillos y fortificaciones ubicadas en lo alto de los cerros, caso del aljibe del castillo de Peracense. También los encontramos en los santuarios, como en la Virgen de la Carrasca de Blancas, o incluso en el centro de algunas localidades, sobre todo en aquellas donde la captación de agua subterránea era insuficiente y necesitaba retenerla, como es la fuente de Navarrete del Río. En estos casos, los aljibes suelen estar construidos en cantería, para mejorar la calidad de las aguas.
Aljibes para ganados
Los depósitos subterráneos son también el sistema elegido en numerosas ocasiones para realizar el abastecimiento de ganados. Normalmente se encuentran en las proximidades de las parideras, aprovechando la rambla o regajo más próximo por donde discurre agua tras las tormentas, canalizando el agua hasta el depósito subterráneo y disponiendo un sobradero para casos de exceso de precipitaciones.
Eran obras muy caras, construidas por las Hermandades de Ganaderos para compartir gastos o por los grandes hacendados de las localidades. Estos aljibes están construidos en mampostería, enlucida con argamasa en la parte que recibe agua. Hay alguna excepción como el de Navarrete del Río, construído en hermosa cantería.
Los aljibes destinados al uso animal son mucho más numerosos, destacando los siguientes: