Colegiata de Santa María de los Corporales (Daroca)
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La Colegiata era la principal iglesia de Daroca, regida por un número variable de vicarios, priores, racionerios, clérigos y sacristanes. A partir de 1372, con Juan Morel, la figura del prior empezó a presidir el cabildo de la colegiata.
El templo parece que empezó a construirse a mitad del siglo XII; las obras duraron todo el siglo XIII y parte del XIV, y sufrió añadidos sustanciales a lo largo del XV. A finales del siglo XVI se construyó una iglesia nueva, aunque dejando algunos restos de la anterior. Después se fueron construyendo otras capillas: Terrer de Valenzuela, Visitación, San José ,etc. En el año 1890 el templo fue declarado Basílica por León XIII.
El edificio románico
La iglesia primitiva era obra en su mayor parte del siglo XIII; estaba orientada al este y tenía seguramente tres naves, mucho más ancha y alta la central que las laterales. Estas naves se cubrían con bóveda de cañón apuntado, con arcos fajones que se apoyaban en columnas adosadas, con capitel troncocónico muy sencillo y quizá decorado con hojas. Tenía cuatro recios pilares cruciformes con columnas adosadas y arcos formeros apuntados y doblados. Las naves tenían por tanto tres tramos que ocupaban a lo largo todo el ancho de la iglesia actual; el inmediato a la capilla de los Corporales tenía un cimborrio tal vez cubierto con bóveda de crucería simple, con una gran clave esculpida en el centro. Seguramente tuvo crucero, que no pasaría en ancho de las naves laterales, pero cuyas naves serían transversales al cañón de la central. Tuvo además un largo presbiterio y un ábside circular y coro alto a los pies. El claustro, al lado norte, se construía en 1282 y se derribó al hacer la ampliación. Arquitectónicamente, la iglesia de Santa María debió de ser similar a la iglesia de San Miguel, tal y como hoy puede verse después de las obras de restauración.
De la iglesia primitiva iglesia románica se conserva el ábside, convertido en capilla de los Corporales, un pequeño espacio a su izquierda, cubierto con cañón apuntado, que fue ábside lateral de la iglesia primitiva, hoy pórtico a la sacristía y un paño de muro con un vano románico al sur, fundamento de la capilla del Patrocinio, construida en el siglo XVI.
El templo gótico
Posiblemente fue el producto de la elevación de la nave central, suponiendo que el templo románico tuviese tres; si solo hubiese tenido una, la ampliación habría consistido en construir las dos laterales y la elevación de la central.
El claustro se construía en 1282. En él se hacían importantes obras en 1358 y se decoraba con azulejos de colores fabricados en Teruel. El claustro tenía las capillas de La Soledad, San José, San Cristóbal y El Santo Cristo.
Se hicieron importantes obras entre 1357 y 1358. En 1395 la parroquia de Santa María es elevada a la categoría de Iglesia Colegial, por concesión del Papa Benedicto XIII.
En el siglo XV se emprendieron varias obras: la capilla de los Corporales, que duró todo el siglo, la puerta del Perdón y la torre de piedra; ya en el siglo XVI se completó el edificio gótico con la construcción de la capilla de los Alabastros, hacia 1511.
La iglesia renacentista
A finales del siglo XVI, los canónigos de la iglesia de Santa María promovieron una campaña en favor de la construcción de un nuevo templo que fuese digno del Santísimo Misterio de los Corporales y capaz de albergar al número tan grande de fieles que llegaba a Daroca, especialmente durante las fiestas del Corpus Cristi.
Cuenta Rodríguez Martel como el cabildo aprovechó la visita de Felipe II en febrero de 1585 a Daroca para exponerle la necesidad de construir un nuevo templo en sustitución del viejo; a lo que Felipe II les contestó: “No está mal esta antigüedad". Sin embargo, al año siguiente se reunió el cabildo con urgencia, bajo la presidencia del prior don Juan Marco, quien convenció a todos de la necesidad de construir la iglesia nueva inmediatamente. Idea que apoyó decididamente el Concejo de la ciudad.
Se procedió a la publicación de la fábrica, adjudicándose al cantero Juan Marrón, vecino de Deza, que hasta hacía poco tiempo había trabajado en la iglesia parroquial de Fuentes de Jiloca. El contrato se redactó en 1586; el mismo se conserva copia notarial en un protocolo de 1587 de Juan de Lagueruela. En él se especifican todos los detalles acerca del derribo de la iglesia antigua, la cimentación de los muros, medidas, tipo de pilares, cubierta, plazos, garantías, cobros, etc. No se menciona el tipo de traza, pero está claro que se eligió una planta de salón con amplias naves, un gran coro y altar en alto, capaz de cobijar a mucha gente, con un lugar digno para un número elevado de clérigos de la ciudad y la comunidad, y un punto elevado para poder mostrar el Divino Misterio. La traza no se debe a Juan Marrón sino al maestre Domingo y otros; este maestre Domingo parece ser Domingo Martínez que colaboró en la portada de la capilla de la Anunciación y en la reestructuración del nuevo órgano. Se derribó el templo, claustro y casas que había hacia la cuesta del castillo, y se conservó la capilla de los Corporales, el ábside colateral, la capilla de los Ruices, la portada del Perdón y la torre campanario. En 1598 ya se habían concluido las obras.
El resultado fue una iglesia de planta de salón orientada de norte a sur, con tres naves de igual altura, doble ancha la central que las laterales, y capillas entre los contrafuertes. Las naves se cubren con bóvedas de crucería estrellada, de complicado trazado de nervios. Los soportes son esbeltos pilares baquetonados, con basas y capiteles que siguen la forma del pilar. Tanto los pilares como los arcos son de piedra bien labrada; es de piedra sillar la parte más antigua, a los pies; el resto de los muros es de mampostería. En el contrato se exigía que estos muros estuvieran al interior revocados y pintados como el despiece de piedra sillar; aunque en la restauración de 1962 fueron picados, en la más reciente de 1986 se han vuelto a pintar según la forma original.
Los arcos son todos de medio punto, siendo algo peraltados los formeros; los de la iglesia antigua son apuntados. Las ventanas, situadas en los lunetos de los muros, se cubren con arco de medio punto y tienen derrame hacia el interior.
Tiene dos puertas de ingreso: la principal situada a los pies, contemporánea de la obra descrita, y la puerta del Perdón, que es de la antigua iglesia, situada en el lateral oeste de la actual. Carece de crucero pero el lugar que ocuparía éste se cubrió con una gran cúpula elíptica montada sobre pechinas, con una linterna octogonal que carga sobre trompas. Esta cúpula va adornada por casetones; bajo esta cúpula va situado un lujoso baldaquino que cobija la imagen de la Asunción, la titular de la iglesia. Detrás del baldaquino se extiende en forma de cabecera el coro, “a la romana“ según el contrato, cubierto por bóveda de medio cañón, y terminada en cuarto de esfera sobre pechinas decoradas con casetones. En sus naves laterales se agrupan las siguientes capillas, de la cabecera a los pies: en el lado del evangelio: capilla de San Juan Bautista, antigua sala capitular, capilla de la Soledad, capilla del Santo Cristo, capilla de San José; después está la entrada a la torre y la puerta del Perdón. En el lado de la epístola: capilla de la Visitación, que comunica con el coro y por el otro lado con el Museo, antigua sacristía; capilla de San Miguel, capilla de Santo Tomás, capilla de Santa Ana, paso a la actual sacristía, capilla de los Corporales, capilla de la Anunciación de la Virgen y capilla del Patrocinio de, ésta ya a los pies.
Restauración
A finales del siglo XX, la Iglesia de Santa María ha sido objeto de una profunda restauración; la restauración comenzó en 1986 y afectó en primer lugar a obras de emergencia como sanear graves filtraciones y reforzar la cimentación, la sustitución de cubiertas con madera laminada encolada, el sellado de las grietas de las bóvedas y el reforzamiento de los arcos torales de la cúpula. Otro de los aspectos importantes ha sido la recuperación del enlucido y pintado primitivos que imitaba el despiece de sillería, salvo en los muros de los pies, que pertenecían a la iglesia antigua; también se hicieron algunos arreglos en la capilla de la Anunciación, en el Baldaquino y en la portada de la capilla del Patrocinio. Intervinieron en la rehabilitación los arquitectos Aguerri Martínez, Fernando, quien también actuó en la restauración de la Capilla de los Corporales y Julio Díaz-Palacios
La intervención más profunda se ha realizado en la capilla de los Corporales, situada en la parte más afectada de la iglesia; se reforzó la cimentación de la capilla y de un arco de ladrillo que sustenta el retablo de piedra; asimismo se reforzó la bóveda de crucería que cubre la capilla. Y especialmente se ha procedido a la restauración de toda la decoración de la capilla: pinturas murales, retablos de piedra, y yeserías y esculturas laterales.
Elementos destacables
La Colegiata de Daroca ha ido cambiando a lo largo de los siglos a causa de las intervenciones que se acometieron, sin embargo, algunos elementos arquitectónicos se mantuvieron, sobre todo los más valorados estéticamente. Podríamos destacar los siguientes elementos:
El interior de la Colegiata acoge numerosas capillas y altares de diversas épocas, entre los que podemos destacar los siguientes:
- Baldaquino o altar mayor
- Retablo de San Juan Bautista
- Capilla de la Cofradía de la Soledad
- Capilla del Santo Cristo
- Capilla de San José
- Capilla de la Visitación
- Capilla de San Miguel
- Capilla de Santo Tomás
- Capilla de Santa Ana
- Capilla de los Corporales
- Capilla de la Anunciación
- Capilla del Patrocinio
- Coro de la Colegiata de Daroca
- Sacristía del arzobispo don Martín Terrer de Valenzuela
Mención aparte merece el órgano. Existen otros numerosos elementos individuales, documentales y materiales, de alto valor histórico y estético. Con todos ellos se ha podido crear
Otros materiales
Bibliografía
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