Collados, Marta
Biografía
Marta Collados vive en Odón, un pueblo de unos 200 habitantes en la comarca del Jiloca (Teruel). Su pasión es la artesanía y el handmade.
Su andadura en el mundo de la artesanía se ha centrado en el variopinto mundo de las mil y una telas, los hilos de colores y el sinfín de agujas, como ella misma dice. Aunque hace algunos años que se dedica a esto, reconoce que los inicios nunca son fáciles. En su caso, ha merecido la pena.
Su vida cambió dos meses antes de ser madre: no le renovaron el contrato de trabajo y, aunque pensaba quedarse en Zaragoza, finalmente se trasladó a Odón, donde su pareja trabajaba. En poco tiempo, se convirtió en madre y mujer rural de un lugar que ahora se conoce como la España Vaciada.
Sus ganas de conectar con otras personas y aprender la llevaron a apuntarse a un curso de patchwork en el que acabó conociendo a mujeres maravillosas que hoy son sus amigas. Sin pretenderlo, gracias a ellas y al apoyo de su hermana Ana, Marta comenzó a tejer su proyecto bajo el nombre ‘El hilo de la vida’, hasta materializarse en lo que es hoy. Ha convertido su hobby en su modo de vida y en su profesión. Le apasiona lo que hace y, además, le da la posibilidad de organizar su tiempo para estar con la familia, jugar con sus hijos, quedarse en su pueblo y poder disfrutar de la naturaleza, la tranquilidad y el ritmo calmado que le ofrece el medio rural.
Tras aprender diversas técnicas de patchwork, se sumergió en la creación de prácticos y originales complementos, sobre todo de bebé, niñas y niños. También diseña, confecciona y crea peculiares y exclusivos peluches de grulla común, un ave emblemática de la zona donde vive, la Reserva Natural de La Laguna de Gallocanta. Entre sus prioridades, está el dar a conocer y presumir de los maravillosos emblemas de la comarca del Jiloca, como las grullas o el azafrán. Una buena muestra de sus trabajos puede verse en su perfil de Instagram y en su web, desde la que vende sus artículos. También organiza y participa en mercadillos de la zona junto con otras artesanas de la asociación A Mano Rural, de la que es socia fundadora.
Además, intenta que sus productos artesanales desprendan una esencia singular: da prioridad a los tejidos 100% algodón, orgánicos y sostenibles, intentando generar cero residuo. Considera especial cada pedido que recibe y es una artesana orgullosa de su trabajo. Se da el placer de contemplar y acariciar cada detalle de sus creaciones antes de entregarlas.