Esconjurar tronadas (Used)
La protección contra las tronadas, tormentas y granizadas era una práctica habitual en todas las localidades del Jiloca y más allá, puesto que del éxito y prosperidad de las cosechas, dependía la economía anual de muchas familias rurales.
Muchos de los ritos y prácticas coinciden en varias localidades desarrollándose de forma similar aunque en fechas y con algunos elementos diferentes.
La práctica de conjurar, esconjurar o desconjurar tronadas (de los tres modos se podría denominar) se ha documentado en varias localidades de la zona siendo elementos habituales de la misma la existencia de una reliquia en la localidad, que era sacada en momentos determinados por el cura párroco o por el sacristán, a petición de los locales o por propia decisión. Este hecho solía ocurrir en épocas del año determinantes para el éxito de la cosecha, generalmente en la primavera.
Solía ser habitual subir al campanario o torre de la iglesia (punto más elevado del pueblo) para, desde allí, realizar una serie de oraciones con las que alejar la tormenta del lugar. En ocasiones los informantes aseguran que la tormenta se intentaba alejar del término municipal, llevándola al vecino,... con quejas por parte de los del pueblo de al lado porque “se la habían mandado a ellos”.
En Used se da la peculiaridad de que en la iglesia de San Pedro y San Pablo había un lugar específico (el exconjuradero) desde donde se realizaban estas prácticas. Es el único que conozcamos se ha conservado en la zona y de ahí su importancia porque, sin duda, debieron de existir en más localidades, aunque hoy en día solo podemos rastrearlo en la memoria de la gente de más edad y, como mucho en la toponimia.
Nos cuentan que antes, cuando había una tormenta que decían que llevaba granizo, sacaban la reliquia al corredor de la iglesia, lugar desde donde se divisa todo el término de Used. Se convocaba a los vecinos del pueblo tocando las campanas a un ritmo muy rápido, las gentes identificaban el toque y dejaban sus trabajos para acudir a la iglesia a esconjurar la tronada. Una vez se habían realizado los rezos y prácticas oportunas, el cura o el sacristán decían: “ya se está esparciendo la tormenta”, aunque a veces se esparcía (deshacía) y otras veces no, pero se tenía mucha fe a la reliquia.
Los cambios en la sociedad y sus prácticas, han hecho que la reliquia sea sustituida por las estufas de yoduro de plata, que son ahora las encargadas de deshacer las tormentas.