Lapayese Bruna, José

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Jose Lapayese Bruna.jpg
Autor Lapayese Bruna, José
Localidad de referencia Calamocha
Nacimiento Calamocha, 23-05-1899
Defunción Madrid, 12-10-1982
Área de trabajo Pintores
Obras representativas


Obra donada al Centro de Estudios del Jiloca
Pieza de Lapayese
Exposición de Lapayese en Calamocha. 2013
Pieza de Lapayese

Pintor- decorador, artista polifacético, nacido en Calamocha en 1899 y fallecido en Madrid en 1982.


BIOGRAFÍA:

Hijo de Juan Ramón Lapayese y de Teresa Bruna, José Lapayese forma parte de una dinastía de artistas que se inicia en el siglo XV con el caballero francés Jospeh Lapayese, el cual, como afirma Pedro Pascual, «dominaba el arte de torcer y tejer la seda y tuvo moreras propias en Valencia».


Es el cuarto hijo del matrimonio, sus abuelos paternos eran Antonio Lapayese, de Gea de Albarracín y Rosa Maynar de Calamocha, y los maternos José Bruna, ya difunto a su nacimiento, y Timotea Nadal, ambos naturales de Calamocha. José Lapayese casó con Miguela del Río Brun, de origen navarro, y a la que conoció en Madrid. A ella debemos también, como posteriormente a sus hijos, el conservar para la posteridad la mayor parte de documentación referente a su vida y obra, así como la conservación de la propia obra. Tuvieron seis hijos, algunos de los cuales se dedicaron también al arte en sus múltiples formas: José, el mayor de los seis hermanos, se inclinaría por la pintura, Ramón por la escultura, Fernando será arquitecto y por último María Isabel, pianista.


Poco se conoce de su breve estancia en Calamocha, pues a los 9 años marcha a Zaragoza, aunque recuerda Areán su querencia por las inmediaciones del puente romano de Calamocha. Muchos años más tarde evocaría aquellos días de infancia cuando compuso la espléndida laca que titulo "Mi puente", en el que la abstracción del tema no nos impide reconocer el perfil inconfundible del puente calamochino, o el cuadro de "Los bailadores", en el que traslada al lienzo el popular Baile de San Roque (Calamocha).


Su formación comienza en 1908, cuando ingresa en el colegio de la Coronación de la Virgen del Pilar de Zaragoza, donde permanece tres años. Parece ser que era alumno aplicado pues con tan pocos años despuntaba hasta el extremo de merecer una de las escasas doce becas que permitían el acceso a la Fundación que recientemente había creado el cardenal Soldevilla. De su paso por el Hogar de la Fundación Soldevilla, habría que mencionar su atracción por la música y el teatro. La categoría artística y humana de su profesor Teodoro Bayo, así como la impresión de que era más fácil la promoción intelectual en el campo de la música que en los demás, lo tuvo un tiempo indeciso. Sin embargo, su habilidad natural en el dibujo y los premios que ya entonces empieza a recoger, lo inclinarán definitivamente en esta dirección. Pero no fue menguada la impronta que el ejercicio de estas nobles artes dejó asimismo en su personalidad: de una parte formaron su gusto hasta el punto de que sus hijos llegaron a tocar, con sobrada soltura, diversos instrumentos.


De 1913 a 1918 estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, concluyendo sus estudios con brillantes calificaciones. En Zaragoza también asiste como "aprendiz" en el taller de los Albareda. En 1918, con apenas diecinueve años, llegó a exponer en uno de los principales establecimientos comerciales de la calle Alfonso, una magnífica copia del "Cristo muerto en los brazos de la Virgen" de Crespi. El periódico El Noticiero, a través de Fernando Castán Palomar, trazará lo que fue la primera crítica escrita que mereció nuestro personaje, y en la que solicita de la adinerada sociedad zaragozana el necesario aprecio para el novel pintor.


En 1919 asiste de forma libre a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid, siendo galardonado con el premio extraordinario. En Madrid también obtiene el carnet de copista del Museo del Prado, y monta un pequeño taller de restauración en la plaza de Santa Ana. En 1927, con un hijo de un año y junto con su esposa, marcha a París, donde viviría entre 1927 y 1929, y donde se impregna de las nuevas corrientes artísticas. En 1929, de regreso a Madrid, es el momento en que su obra (que abarca las más diversas técnicas), es premiada con varias medallas de oro y las exposiciones se comienzan a suceder en España y el extranjero. Ese mismo año de 1929 hizo una exposición en la Sociedad Española de Amigos del Arte de Madrid.


Sin embargo, la Guerra Civil va a suponer un grave quebranto para su carrera artística. Permanece en Madrid y conoce las penurias y las dificultades, agravadas en su caso por la necesidad de alimentar a toda la prole. Pasada la guerra, vuelve a ejercer la restauración y la decoración, trabajando para la Biblioteca Nacional o en las casas y palacios de las mejores familias, como la del duque de Alba, hasta el punto de que llegó un momento en que fue conocido como el Restaurador de la nobleza. Ejerció aquellos años también la docencia en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.


Es evidente que el pluriempleo al que se vió abocado tuvo su reflejo negativo en la pura creación artística, que nunca dejó de lado. Trabajador incansable, ensayaba las más diversas técnicas del pasado, cordobanes, guadameciles, pintura mural, sobre tabla, estucos, lacas, esculturas, escultopinturas, esmaltes, cerámicas esmaltadas, además del diseño de ambientes y de las consabidas restauraciones. Tan variopinta actividad fue asimismo causa de su prematuro encasillamiento en el movedizo territorio de la restauración y de la decoración, entendiendo estos términos en el tono ligeramente peyorativo del momento. A pesar de que se aceptaba sin fisuras la calidad de su obra, sus exposiciones nunca fueron multitudinarias, y eso que su producción acabó muchas veces en manos de directores de museos o de avispados coleccionistas extranjeros, pero difícilmente llegaba al gran público, más atento entonces a los nombres que aireaba la crítica interesada. El estigma de artesano en contraposición al de artista, aplicado como se ha visto con tal ligereza y frivolidad, fue una pesada losa que cargó sobre sus hombros y que sólo el tiempo, conseguirá liberar definitivamente.


En 1943 marcha a Barcelona, donde parece que su arte es mejor recibido que en Madrid. Además de su faceta de creador, que compatibilizó de nuevo con la restauración y la decoración, desarrolló la de conferenciante. Desde allí pasó en 1944 a Palma de Mallorca para dirigir, la decoración general de la casa-palacio de Bartolomé March, donde hoy se halla la Fundación que lleva su nombre, justo en las escalerillas de acceso a la catedral. Allí debió compaginar las labores de arquitectura de Luis Gutiérrez Soto, autor entre otros del edificio del Ministerio del Aire en Madrid, como del pintor catalán José Mª Sert que se encargó de pintar las techumbres. En 1964 funda, en Inca (Mallorca), el Museo del Cuero de Cordobanes y Guadameciles.


Posteriormente regresaría a Barcelona para, de nuevo, retornar a Madrid y proseguir sus trabajos artísticos y de restauración.


OBRA:

En su obra comprobamos que el artista se expresa mediante materiales y técnicas diversas como la cerámica, el cordobán, la escultura, el guadamecil y la pintura, mostrando un destacado interés por los problemas estéticos vanguardistas, a través de un completo dominio de la técnica y de unos materiales de total calidad. Partiendo de una elaboración personal se da en Lapayese una tendencia decorativa de positiva influencia oriental, especialmente en aquellas obras de colores blanco, negro y oro. Colores que combina en diferentes planos para generar variadas formas. La importancia concedida a la materia hace que de su propia textura surjan extraños y sugerentes mundos. En sus experiencias abstractas lo táctil cobra importancia por una sinuosa línea que divide la superficie a modo de compartimentos interrelacionados.


Se localiza obra de este artista en sendas colecciones privadas del Centro de Estudios del Jiloca y del Ayuntamiento de Calamocha, así como en manos de coleccionistas privados (sin poder concretar más), y la colección de la que es depositaria la propia familia.


Recibió algunos premios y homenajes en Huesca, Zaragoza y Teruel, así como en otros lugares: 1930: Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes, sección Arte Decorativo. 1930: Gran Premio en la Exposición Internacional de Lieja (Belgica) 1933: Primer Premio en los Concursos Nacionales de Bellas Artes. 1935: Premio en los Concursos Nacionales de Bellas Artes. 1957: Diploma de Honor en el Salón Internacional de L'Art Libre en París. 1959: Medalla de Plata en Arts, Sciences y Lettres de París. 1973: Medalla de San Jorge de la Diputación Provincial de Zaragoza. 1974: Medalla de San Jorge de la Diputación Provincial de Teruel.


En agosto de 1982, sólo unos pocos meses antes de su muerte, se dió su nombre a la Casa de Cultura de la localidad de Calamocha. En el año 1999 el Centro de Estudios del Jiloca creó el Certamen de Artes Plásticas José Lapayese Bruna, que, en 2015, va por su XVII edición.


EXPOSICIONES INDIVIDUALES:

  • 1929: Sociedad Española de Amigos del Arte. Biblioteca Nacional, Madrid. Cordobanes.
  • 1931: Casa llibre, Barcelona. Cordobanes.
  • 1933: Círculo de Bellas Artes, Madrid. Pintura mural. 1940: Círculo de Bellas Artes, Madrid. Pintura sobre tabla.
  • 1943: Estudio de la Pl. Real, Barcelona. Estuco veneciano.
  • 1946: Sociedad Española de Amigos del Arte, Madrid. Pintura sobre tabla.
  • 1954: Galería Velázquez, Buenos Aires. Pinturas y cordobanes.
  • 1956: Galería Sagittarius, Roma. Pintura sobre tabla.
  • 1957: Galería Bernheim Jeune, París. Pintura sobre tabla.
  • 1958: Galería Renoir, Bruselas. Pintura sobre tabla.
  • 1959: Galería Iris Clerk, París. Pintura sobre tabla.
  • 1960: Galería Prado, 28, Madrid. Pintura y escultura.
  • 1964: Círculo de Bellas Artes, Palma de Mallorca. Antológica.
  • 1965: Sala Santa Catalina. Ateneo, Madrid. Pintura, escultura, escultopintura, cerámica.
  • 1966: Dirección General de Bellas Artes, Madrid. Relieves de gran formato.
  • 1973: Diputación Provincial, Zaragoza. Antológica.
  • 1974: Sala del Prado. Ateneo, Madrid. Pintura, cerámica, escultopintura.
  • 1975: Museo Alto Aragón, Huesca. Pintura sobre tabla.
  • 1978: Escuela de Artes y Oficios, Teruel. Antológica.
  • 1997: Centro de Estudios del Jiloca, Calamocha (Teruel). Antológica.


Otros materiales

Bibliografía

  • García Loranca, Ana; García Rama, Ramón (1992): Pintores del siglo XIX : Aragón, La Rioja, Guadalajara. Zaragoza, Ibercaja
  • VV.AA. (1983): Diccionario antológico de artistas aragoneses, 1947-1978. Zaragoza, Institución "Fernando el Católico"
  • García Guatás, Manuel (1976): Pintura y Arte Aragonés (1885-1951). Zaragoza, Librería General


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Pintor (Calamocha, 23 de mayo de 1899 - Madrid, 1982).