Diferencia entre revisiones de «Leyenda de la cueva de la Mora (Lechago)»
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[[Imagen:cueva_mora.jpg|thumb|Entrada de la cueva la Mora, Lechago]] | [[Imagen:cueva_mora.jpg|thumb|Entrada de la cueva la Mora, Lechago]] | ||
Cuentan los ancianos del lugar que en [[Lechago]] hay una historia que cuenta cómo una vez se le perdió a un pastor una cabra, metiéndose ésta por una de las numerosas aberturas que se suceden a los pies de la peña de La Moratilla (en el barranco del Reajo), en concreto era la que posteriormente vendría en denominarse la cueva de la Mora. | Cuentan los ancianos del lugar que en [[Lechago]] hay una historia que cuenta cómo una vez se le perdió a un pastor una cabra, metiéndose ésta por una de las numerosas aberturas que se suceden a los pies de la peña de La Moratilla (en el barranco del Reajo), en concreto era la que posteriormente vendría en denominarse la [[Cueva de la Mora (Lechago)|cueva de la Mora]]. | ||
El pastor desistió de ir tras ella, pues la grieta era realmente pequeña, y pensó que saldría por su propio pie por donde había entrado. Pero no fue así y el pastor aquel día dió por perdido al animal. | El pastor desistió de ir tras ella, pues la grieta era realmente pequeña, y pensó que saldría por su propio pie por donde había entrado. Pero no fue así y el pastor aquel día dió por perdido al animal. |
Revisión del 10:15 12 jun 2020
Cuentan los ancianos del lugar que en Lechago hay una historia que cuenta cómo una vez se le perdió a un pastor una cabra, metiéndose ésta por una de las numerosas aberturas que se suceden a los pies de la peña de La Moratilla (en el barranco del Reajo), en concreto era la que posteriormente vendría en denominarse la cueva de la Mora.
El pastor desistió de ir tras ella, pues la grieta era realmente pequeña, y pensó que saldría por su propio pie por donde había entrado. Pero no fue así y el pastor aquel día dió por perdido al animal.
Al cabo de unos días, estaba el pastor por la zona del barranco de Valhondo (al otro lado de la peña de la Moratilla), cuando de forma inesperada, vio aparecer su cabra con "una madeja de seda enredada en los cuernos" (versión de José Soriano) o, según otra versión, "cubierta con femeninas sedas y riquísimas joyas". (versión transcrita por Agustín Martín en la revista El Pairón, nº36).
En cualquier caso, estas sedas o joyas serían, según se asegura en Lechago, parte de algún tesoro escondido por algún rey moro que, temeroso de perder su fortuna, lo ocultó en la cueva.