Diferencia entre revisiones de «Martínez Villarmín, José»

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[[Imagen:Puchericos.jpg|thumb|Retrato de José Martínez "El Puchericos"]]
{{Ficha de autor |Imagen=[[imagen:Puchericos.jpg|center|200px|El tio Puchericos y su mujer]] |autor=Martínez Villarmín, José|localidad=[[Villafeliche]]|localidadna=Villafeliche|fechana=1914|localidadde=Villafeliche|fechade=1996|técnica=[[Cerámica]]|obras=}} [[Imagen:logotipos_varios.jpg|right|300px]]
Alfarero renombrado y músico siempre dispuesto a tocar su clarinete ([[Villafeliche]], 1914-1996). Era conocido como [[El Puchericos]]. Su carácter alegre y simpático definía lo que es la esencia del músico popular. José Martínez nos invitó a su taller y a su casa en numerosas ocasiones, a lo largo de las cuales pudimos realizarle algunas grabaciones. Como músico y animador se le recuerda tanto en su localidad como en las vecinas.
Alfarero renombrado y músico siempre dispuesto a tocar su clarinete ([[Villafeliche], 1914-1996).


Arturo Roy, músico de Cimballa y amigo del Puchericos, nos explicó una de las anécdotas que mejor le caracterizan: habiendo sido solicitado por un municipio para tocar en la fiesta mayor, José Martínez se presentó en la cofradía organizadora de los actos con la mano vendada y aspecto desconsolado. “Lo siento, pero no puedo tocar; me he roto un dedo; me pasó ayer y no pude avisar”, informó. Las voces de buenos deseos para su pronta recuperación se tornaron enseguida en frases recriminatorias.
Era conocido como "el tio Puchericos", y fue continuador, a su vez, del oficio de su padre. Sus descendientes conservan intacto el obrador donde trabajaba, incluyendo multitud de piezas de cerámica, prácticamente un museo, que puede ser visitado.


“¿Por qué no lo has dicho antes? ¿Qué haremos sin música?...”; incluso algún “no volveremos a llamarte...” y cosas peores. El único que se reía en tal situación era el propio Puchericos. Cuando le pareció suficiente la broma, se quitó la venda del dedo y comenzó la fiesta.
 
[[Categoría:Alfarero]]
Su carácter alegre y simpático definía lo que es la esencia del músico popular. Como músico y animador se le recuerda tanto en su localidad como en las vecinas.
 
 
Arturo Roy, músico de [[Cimballa]] y amigo del Puchericos, nos explicó una de las anécdotas que mejor le caracterizan: habiendo sido solicitado por un municipio para tocar en la fiesta mayor, José Martínez se presentó en la cofradía organizadora de los actos con la mano vendada y aspecto desconsolado. “Lo siento, pero no puedo tocar; me he roto un dedo; me pasó ayer y no pude avisar”, informó. Las voces de buenos deseos para su pronta recuperación se tornaron enseguida en frases recriminatorias. “¿Por qué no lo has dicho antes? ¿Qué haremos sin música?...”; incluso algún “no volveremos a llamarte...” y cosas peores. El único que se reía en tal situación era el propio Puchericos. Cuando le pareció suficiente la broma, se quitó la venda del dedo y comenzó la fiesta.  
 
 
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==Bibliografía==
 
 
 
 
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[[Categoría:Diccionario de artistas]] [[Categoría:Cerámica]][[Categoría:Siglo XX]]

Revisión del 20:23 20 may 2015

El tio Puchericos y su mujer
Autor Martínez Villarmín, José
Localidad de referencia Villafeliche
Nacimiento Villafeliche, 1914
Defunción Villafeliche, 1996
Área de trabajo Cerámica
Obras representativas


Alfarero renombrado y músico siempre dispuesto a tocar su clarinete ([[Villafeliche], 1914-1996).

Era conocido como "el tio Puchericos", y fue continuador, a su vez, del oficio de su padre. Sus descendientes conservan intacto el obrador donde trabajaba, incluyendo multitud de piezas de cerámica, prácticamente un museo, que puede ser visitado.


Su carácter alegre y simpático definía lo que es la esencia del músico popular. Como músico y animador se le recuerda tanto en su localidad como en las vecinas.


Arturo Roy, músico de Cimballa y amigo del Puchericos, nos explicó una de las anécdotas que mejor le caracterizan: habiendo sido solicitado por un municipio para tocar en la fiesta mayor, José Martínez se presentó en la cofradía organizadora de los actos con la mano vendada y aspecto desconsolado. “Lo siento, pero no puedo tocar; me he roto un dedo; me pasó ayer y no pude avisar”, informó. Las voces de buenos deseos para su pronta recuperación se tornaron enseguida en frases recriminatorias. “¿Por qué no lo has dicho antes? ¿Qué haremos sin música?...”; incluso algún “no volveremos a llamarte...” y cosas peores. El único que se reía en tal situación era el propio Puchericos. Cuando le pareció suficiente la broma, se quitó la venda del dedo y comenzó la fiesta.


Otros materiales

Bibliografía

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