Romería a la Virgen de la Langosta (Torre los Negros)
En Torre los Negros se ha llegado a visitar en romería el santuario de la Virgen de la Langosta hasta en tres ocasiones:
- Para la Santa Espina o "fiesta de la Espina", 10 de mayo. Perdida en la década de los 60.
- Para el mes de junio, el primer sábado, que más tarde se pasó al domingo.
- Para octubre, en el Sitio. La visita duraba dos días y tenía lugar el primer martes y miércoles después de San Miguel.
En la primera de ellas acudían sólos y en las otras dos compartían espacio y celebraciones con las gentes de otras localidades que acudían también a la romería a la Langosta.
Los hermanos de la Hermandad de la Sangre de Cristo eran los protagonistas de estas romerías, pues se encargaban de los preparativos durante los días anteriores, pasándose por las casas y calculando las raciones de judías y bacalao que serían necesarias para la comida de hermandad. También los mayordomos y mayordomas tenían que hacer sus preparativos para cumplir con sus obligaciones.
La procesión salía encabezada por los hermanos vestidos con túnica y una bandera negra, seguidos por el resto del pueblo, cantando letanías y las espinas. Una vez llegaban al peirón de la Purísima, la procesión se deshacía y continuaban los hermanos y los que quisieran acompañarlos, el resto regresaba al pueblo. Antes de llegar a la ermita la procesión se volvía a formar, antes de entrar en el recinto de la ermita. Allí esperaban la bandera de Alpeñés, que hacia "la cortesía" a los que iban llegando de los diferentes pueblos. Tras la misa, los hermanos comían las típicas judías blancas con especias (judias en ayuno) servidas con abadejo frito. En tiempos más recientes, se volvía a casa a comer y se comían caracoles y arroz hecho con el propio caldo de aquellos.
Por la tarde regresaban cantando la espina hasta llegar al peirón de la Virgen del Pilar donde los esperaba el pueblo, salían los mayordomos con la virgen y la bandera, bandeaban las campanas y se repetían las cortesías con los pendones de las cofradías. Se regresaba a la iglesia por la calle del medio y el callizo de la Traición y allí el cura daba una especie de sermón.
La fiesta de la Espina se celebraba en otros lugares, como en Cuencabuena, o , más cerca, en Lechago, que era fiesta el día 9 de mayo. Así se entiende la canta: "A nueve San Gregorio / y a diez la espina / y entre Cuencabuena y Lechago / la borrachina".
Los hermanos vestían túnica negra de satén, con cordón con nudos de color negro o morado, llevaban también "capillo", una especie de cabezal con capirote hacia atrás, que sólo cubría la cabeza en determinados momentos de las procesiones. Entre las obligaciones de los hermanos o cofrades figuraba participar en las funciones de la Semana Santa, sobre todo en la procesión del Santo Entierro, luego tenían la Junta Anual en Pascua Florida, asistían a los entierros con la capa negra para transportar el féretro, cantaban la espina, sacaban las hachas en las fiestas mayores, y podían ser castigados a pagar la pena, que consistía en abonar una perra gorda o un real, caso de faltar a alguna de sus obligaciones. La bandera de la Hermandad era negra, además llevaban el "punchón" o cruz procesional que iba a la cabeza de procesiones y romerías, también se encargaban de hacer la comida el día de la Espina. Los mayordomos debían ser solteros necesariamente.
Para el Sitio, que eran dos días, el primer martes y miércoles después de San Miguel,solo se quedaban a pasar noche los que tenían que guisar, los demás se iban a casa y volvían.
Había preparativos por parte de los hermanos de la Virgen de la Langosta, que, junto con el sacristán, recorrían las casas del pueblo la tarde anterior para ver cuantos "paternostes" querían. Estos rezos se hacían por cada difunto de la casa, pagándose un "almudico" (almud, unidad de medida) de trigo por cada uno. Este trigo pasaba a ser patrimonio de la hermandad y del cura, que lo gastaban en la preparación de las fiestas.
El martes se hace misa de fiesta, con sermón a la Virgen de la Langosta y se cantaban los Gozos de la Virgen: cada pueblo, representado por sus mozas, cantaba en el coro, existiendo cierto pique por ver que moza llegaba más alto (cantaba más fuerte y mejor). Allí se congregaban vendedores ambulantes que se ponían en los porches y vendían de todo: melocotones, mangranas, higos, vajillas, quincallas, moñas de cartón, borricos con serón, bicicletas,...
El miércoles era el día central de fiesta, se celebraba la Misa de difuntos en la que se echaban los paternostes y los curas iban vestidos de negro. Se comía allí y se quedaban hasta media tarde. La comida se preparaba por turnos, cada año un pueblo estaba al frente y lo preparaba todo. Consistía en arroz blanco, que se cocía con agua traída de Alpeñes con los machos enjaezados, y cordero asado en las parrillas. Ésta se servía en unas escullas, propiedad de cada hermano, que se guardaban en "cestas camiseras" en las correspondientes habitaciones de la ermita.