San Juan (Blancas)

Tanto la noche de San Juan como la de San Pedro eran días de fiesta sobretodo para los quintos, que se dedicaban a poner ramos de cerezos y flores a las mozas, al tiempo que les cantaban en las puertas de sus casas. Aunque la noche de San Juan también era aprovechada por mucha gente del pueblo para ir a lavarse la cara a la fuente del lavadero antes de que saliera el sol. Algunos recogían cardos y yerbas para infusiones y para colgar en las cuadras.

La víspera de San Juan, cuentan en Blancas que "los que quintaban" ese año (es decir, los quintos), se juntaban en el horno comunal del pueblo, para preparar una cena e invitar a todos los mozos del pueblo. Esa noche la fiesta se alargaba y hacían ronda marchando por el pueblo con un carro adornado con un arco de ramas, acompañados por algunos de los cantores de rondas más habituales en Blancas, como eran el Tio Colorao (cantador) o Florencio Rubio (rondador).

Otra de las tradiciones asociadas a los quintos era la de poner "el pimpollo" (o mayo), en la plaza la noche de San Juan. Generalmente era un tronco de chopo pelado o, sino había, un poste de la luz viejo y en desuso, que se rodeaba y decoraba con ramas de chopo y colocando a veces en la parte superior un pollo o un conejo para que los quintos se animaran a subir a cogerlo.

También en Blancas se hacían rondas o roldas por parte de los quintos el día de las segundas amonestaciones (de los novios que se iban a casar), parece que el novio convidaba a comer a los quintos.