Iglesia parroquial de Alba
Ubicada en un solar distinto al anterior para que permitiera mayor desahogo, la moderna iglesia, en honor de la Invención de la Santa Cruz de Alba fue levantada hacia 1704, como consta sobre la clave del arco de entrada.
Se configura según el tipo habitual en esos momentos: tres naves cubiertas con bóveda de cañón con lunetos. Sin embargo, la torre, situada a los pies en el lado del evangelio, destaca de modo especial. En ella se aprecia el arraigo de la tradición mudéjar en tierras turolenses y su imbricación en la corriente barroca de la época, como queda patente en sus dos cuerpos de planta cuadrada decorados con pilastras retranqueadas que la dotan de una vibrante y rica volumetría. Se conoce la fecha de su conclusión, 1738, cuando se le pagó a Miguel Sebastián, ollero de Teruel, por las tejas vidriadas que se colocaron en el remate.
Elementos destacables
Los retablos que alberga son todos del XVIII. El de más interés es el mayor, realizado por el destacado escultor turolense Francisco Moya en torno a 1735 y 1738. Fue también en 1735 cuando Francisco Moya ajustó en 150 escudos valencianos el retablo de la Virgen del Rosario, conservado a los pies en el lado del evangelio. Otro retablo en el que también intervino dicho maestro, aunque de forma muy puntual, es el del Santo Cristo, terminado en 1769 por el escultor Juan Gascón, vecino de El Pobo de San Francisco.
Las piezas de orfebrería que guarda proceden en su mayor parte de la iglesia anterior, y constituyen una ilustrativa muestra de la evolución de la platería en torno al siglo XVI, con piezas góticas como la cruz procesional de finales del XV o el hostiero de comienzos del XVI, renacentistas como el cáliz de taller aragonés y una concha, manierista de finales del XVI, influencia también patente en otro de los cálices. Se completa el conjunto con dos piezas barrocas: un incensario de comienzos del XVII y un cáliz del XVIII.
Tiene un órgano construido por Silvestre Tomás de Roca Berti en 1761.