Sierra de Lidón
Por el sur comarcal aparecen las estribaciones septentrionales de la Sierra de Lidón, que alcanzan su máxima altitud en el vértice San Cristóbal –1.496 m-, al sur de Rubielos de la Cérida. El relieve, que se sobrepone a las cuencas del Jiloca y Pancrudo, está constituido por los afloramientos de rocas calcáreas jurásicas del anticlinal de Rubielos, gran pliegue concéntrico, cuyo núcleo esta situado en esa misma localidad y ocupado por arcillas rojas triásicas, muy impermeables, pero donde se aloja la sima “sin fondo” de las leyendas populares. En su conjunto, la estructura está formada por tres pliegues: sinclinal de Bueña, anticlinal de Rubielos y sinclinal de Corbatón, de dirección ibérica, que se hunden bajo las cuencas terciarias y cuaternarias citadas. El funcionamiento cuaternario de las fallas puede observarse en el km. 4 de la carretera de Rubielos a Caminreal, donde se ve como un deposito de piedemonte reciente está en contacto con el Jurásico por medio de una fractura. El afloramiento es tan singular que está incluido en la red de Puntos de Interés Geológico de Aragón.
En conjunto, el relieve es de tipo kárstico, posee una red de drenaje poco jerarquizada, con ramblas y barrancos muy sinuosos y sin apenas escorrentía superficial, a no ser con ocasión de alguna tormenta. La mayoría pierde su identidad al salir al piedemonte cuaternario, pocos son los que conservan su cauce hasta el Jiloca, entre ellos la rambla del Ramblón de Rubielos y la del Salto de Bueña. Como ya se indicó la escorrentía subterránea alimenta a los acuíferos detríticos cuaternarios y por ende a los “ojos” del aluvial.