Fuente

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Fuente sobre manantial en la Cirujeda (Calamocha)

Una fuente, según el sentir popular de los vecinos del valle del Jiloca, es un lugar donde brota el agua de una forma controlada, es decir, a través de un artificio, aparato, espacio humanizado o de una arquitectura apropiada. A diferencia del manantial, que es el lugar donde mana directamente el agua de forma natural, la fuente tiene una connotación de canalización y desplazamiento del agua, de dominio, control y aprovechamiento. Forma parte por derecho propio de la denominada arquitectura del agua.

Se canalizaron las aguas y edificaron fuentes durante la época antigua y medieval, pero fue en la Edad Moderna cuando existió una fuerte preocupación a nivel de los Concejos municipales por garantizar el abastecimiento y la salubridad del agua de boca. En muchas localidades, era la obra hidráulica más importante y el orgullo de sus vecinos, gastando cuantiosas sumas de dinero para su construcción.

Fuentes sobre manantial

Las fuentes sobre manantial o "fuentes de monte" hacen referencia a las arquitecturas colocadas directamente sobre un manantial, sin que exista canalización ni desplazamiento de las aguas.

Estas obras suelen ser sencillas, sin grandes alardes, valorables sobre todo en relación con su carácter práctico. Los añadidos son funcionales: accesos, caños y poyetes para facilitar la toma del agua, pilas necesarias como bebederos y abrevaderos para el ganado.

En algunas ocasiones el agua sobrante es recogida en una alberca, utilizada también para abrevadero de animales o para regar algunos campos cercanos. Este modelo sería, posiblemente, el tipo de fuente más habitual en época árabe: un manantial natural,con escasa intervención humana, e inmediatamente un estanque o laguna donde se acumulaban sus aguas para el uso de la población. Seguiría siendo el sistema más utilizado tras la conquista cristiana del valle del Jiloca. Las leyendas y tradiciones de los siglos XIII-XV hacen siempre referencia a manantiales y ojos, ignorando las construcciones más complejas de las fuentes.

La mayor parte de estas fuentes han sido transformadas en los últimos años, sustituyendo las antiguas pilas y abrevaderos por canales de cemento. Como se ha destacado, son fuentes funcionales, imprescindibles para los rebaños, por lo que no se valora su integración en el medio ni su estética tradicional. Encontramos algunas excepciones, como por ejemplo:

Las fuentes urbanas

Fuente de los Veinte Caños de Daroca
Fuente de Calatayud
Fuente de Lechago
Fuente renacentista de Bañón
Fuente en Fuentes de Jiloca
Fuente de Cutanda
Fuente de Alpeñes

Las fuentes urbanas, a diferencia de las fuentes de monte o sobre manantial, poseen una gran complejidad ya que, subterráneamente, cuentan con un complicado sistema de canalizaciones que hacen que su construcción fuese encargada a maestros especializados. Lo más costoso de una fuente es lo que no se ve, la conducción de las aguas desde la captación hasta la ubicación de la fuente.

Este tipo de fuentes empieza a construirse a partir de los siglos XVI y XVII en numerosas localidades del Sistema Ibérico aragonés, sobre todo en las comarcas de Calatayud, Daroca y Jiloca. Estas centurias fueron muy prolíficas en la construcción de ingenios hidráulicos.

Las fuentes cuentan por lo general con varias partes diferenciadas. Lo primero es encontrar un manantial desde al cual planificar el abastecimiento. Una vez encontrado se canaliza el agua hasta un arca de recogimiento, que viene a ser un aljibe subterráneo que sirve de depósito, además de realizar una primera decantación y purificación del agua. Posteriormente se conduce a través de arcaduces, tubos de arcilla cocida unidos unos a otros, o bien mediante una mina hasta las proximidades de la población. Allí se construye el surtidor, aunque a veces suele disponerse previamente otra arca de recogimiento, donde el agua se decanta definitivamente antes de salir limpia para su consumo. Además, se suelen realizar otras arcas pequeñas en la canalización para poder detectar posibles tapones y facilitar su reparación. La distancia entre el manantial y la fuente puede ser en ocasiones de varios kilómetros.

Una vez construido el surtidor de la fuente se aprovecha para realizar en el mismo lugar, contiguo al vaso de la fuente, un abrevadero que sirva para los ganados y caballerías. Tras esto el agua es conducida por lo general hasta un lavadero, que se dispone tras el abrevadero. El agua sobrante del mismo se lleva hasta una balsa o una acequia para regar los huertos, de manera que se consigue el aprovechamiento máximo del agua.

Los fonteros

A partir del siglo XVI, cuando se difunden y popularizan las obras hidráulicas, surgen profesionales especializados en la construcción de fuentes, a menudo antiguos canteros especializados en este campo. Una de sus principales funciones era garantizar el abasticimiento del agua, seleccionando el punto adecuado para realizar la captación del manantial. También debían nivelar la conducción hasta la fuente, de gran complejidad cuando había que desplazar el agua algunos kilómetros. Finalmente, debía construir el complejo de la fuente, abrevadero y lavadero, dotándolo frecuentemente de algunos adornos.

Conocemos el nombre de algunos fonteros que trabajaron en el valle del Jiloca:

  • Joan Vélez, constructor de la fuente de Lechago
  • Joan Alonso, constructor de las fuentes de Cutanda y Collados

Fuentes renacentistas

El modelo más utilizado en los siglos XVI y XVII presenta un arco de medio punto, más o menos elevado según la época de construcción, cobijando los caños y la pila. También encontramos otras variantes como el frente de sillería que realza la fuente como un espacio monumental y público del lugar o el templete que cubre los caños.

Destacan por su monumentalidad las fuentes construidas en los núcleos urbanos más importantes, como la fuente de Calatayud, realizada en 1598, y la Fuente de los veinte caños (Daroca), construida entre los años 1639 y 1642. Sin embargo, no podemos ignorar las numerosas pequeñas fuentes repartidas por otros pueblos de menor tamaño:

Fuentes de pilar

Desce comienzos del siglo XX se produce una profusión de modelos en parte motivados por las posibilidades que permite el empleo del cemento y en sobre todo motivadas por la realización de nuevos sistemas de abastecimiento que llevan el agua a varios puntos de la localidad. Se generaliza un modelo de fuente compuesto por una pila de planta circular o cuadrada, dentro de la que se sitúa un pilar central con sus correspondientes caños. En algunos casos apenas están decoradas, con la excepción del escudo municipal o alguna escultura colocadas por lo general con posterioridad. Existen modelos que se repitieron en diversas localidades, como por ejemplo el modelo de Villarquemado, que fue empleado también en Ojos Negros y Barrachina.

Este tipo de fuente es muy abundante y se ha seguido construyendo hasta la actualidad. Destacaríamos por su interés estético:

Bibliografía