Iglesia parroquial de Villanueva de Jiloca

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Iglesiavillanueva.jpg
Identificación:
Título Iglesia de San Gil Abad (Villanueva del Jiloca)
Autor Gimeno, Matías

Tienda, Domingo Girón, Pedro

Fecha de ejecución XXX
Descripción:
Estilo Siglo XVIII
Tipología Templo parroquial


El edificio actual de la Iglesia parroquial de San Gil Abad en Villanueva de Jiloca parece que empezó a construirse hacia 1714, pero por falta de recursos estuvo sujeto a un proceso lento de construcción. Al menos en dos ocasiones, en 1734 y en 1737, el Ayuntamiento de Villanueva se vio precisado a aportar fondos a la obra arrendando las primicias del pueblo. Debió de acabarse hacia 1740.

Se ideó una iglesia de planta de cruz latina con cabecera recta bastante profunda, tres naves de igual altura, mucho más ancha la central, con una gran cúpula de sección octogonal con linterna cubriendo el crucero; cúpula que se apoya en arcos rebajados de unos ocho metros de luz formando un espacio amplio y luminoso.

Todo el edificio es de mampostería con abundancia de piedra pizarra, con unos muros de poco grosor que incluso disminuyen por encima de los arcos de las capillas laterales; a esa altura se construyeron unos sencillos contrafuertes de ladrillo que apoyan en el muro inferior, sin duda para dar más consistencia a los arcos de cada tramo. Sólo en las esquinas se utilizó la piedra sillar.

La portada es sencilla, en forma de arco de medio punto, con rosca adornada con recuadros y pilastras cajeadas, con entablamento y florones laterales. El hastial de los pies tiene tres óculos de iluminación; el del centro, que queda encima del entablamento, está enmarcado por un arco lobulado, con entablamento y tres florones; toda esta parte está decorada con un arco del mismo estilo. Estos adornos parecen corresponder a unas obras realizadas en 1946.

La iglesia tiene tres naves de igual altura que se cubren con bóveda de lunetos que tiene las ventanas de iluminación. Sin embargo, los dos últimos tramos de las naves laterales tienen cubiertas planas, que posiblemente se deba a un arreglo de finales del siglo XIX; otro arreglo que precisó la iglesia, tal vez en el mismo momento, fue la unión de dichas naves y tramos con unos tirantes de madera que se intentan disimular con una tosca balaustrada, también de madera, que de alguna manera estropea la unidad de la primitiva construcción.

Es probable que se produjese un fallo en la cimentación de la parte de los pies de la iglesia espacialmente en el lado de la epístola; al arreglo de estos graves fallos debió destinarse la importante suma de veinte mil reales de vellón que la Junta diocesana de reparación de templos destinó a la reparación de la iglesia de Villanueva en 1869.

Los soportes son pilares cuadrangulares de esquinas achaflanadas y pilastras dobles, todo de orden corintio con adornos de estuco y motivos de palmetas, cabezas de ángeles y águilas. Un doble friso recorre la nave y carga sobre los pilares; se adorna con lambrequines y borlas. En las naves laterales se abren arcos entre los contrafuertes para albergar los correspondientes retablos.

Conserva el púlpito original en el lado del evangelio con decoración de grandes hojas de acanto en yeso. A los lados del presbiterio hay dos espacios: el de la parte del evangelio se cubre con el mismo sistema que la iglesia y parece haberse dedicado desde el principio a sacristía. El espacio de la parte de la epístola, cuya techumbre ha sido restaurada recientemente, pudiera ser parte conservada del edificio anterior al actual; en este momento se dedica a almacén y museo.

La iglesia fue restaurada según proyecto de 1981, del arquitecto José María Grasa Ariza. La intervención consistió en sustituir la cubierta y las falsas bóvedas, la reconstrucción del campanario, arreglo de contrafuertes y sustitución del pavimento.


Elementos destacables

El conjunto de retablos que encontramos en el interior del templo es muy numeroso, pudiendo destacar los siguientes:

También encontramos algunos elementos aislados, como las esculturas que encontramos adosadas a las pilastras de la nave central. Se trata de cinco santos de unos 190 centímetros de alto, realizadas en madera policromada. Son obra de la primera mitad del siglo XVIII, del taller zaragozano de José Ramírez. Pueden proceder del convento de la Merced de Daroca. Representan a Santo Domingo de Guzmán, San Buenaventura, San Fracisco Javier, San Pascual Bailón y Santa Clara.

Por último hay que citar el Museo parroquial, con abundantes obras de pintura y escultura, además de una interesante orfebrería. Entre las piezas individuales podemos destacar las siguientes:

Bibliografía

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