Servicios Sociales

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La pobreza ha sido un mal endémico en el mundo rural debido a diversos factores: una situación económica cíclica y precaria, las dolorosas y críticas subsistencias por el elevado coste del trigo y las periódicas epidemias que ocasionaban grandes mortandades entre sus habitantes. El valle del Jiloca, con escasez de tierras y mal repartidas, presentaba altas mortalidades. Un considerable segmento de la población pasara hambre y estuviera sumido casi en la miseria.

Frente a la miseria actuaban los servicios sociales, considerados fundamentales para el bienestar social, como también lo son, por ejemplo, los servicios educativos o los servicios sanitarios. Por eso a veces se dice que los servicios sociales son el cuarto pilar de los sistemas de bienestar en una sociedad (los otros tres pilares serían el de los servicios sanitarios, el de los servicios educativos y las pensiones o prestaciones económicas de garantía de ingresos para la subsistencia).

Los servicios sociales han existido siempre, con diferentes formas e incidencias.


Las instituciones públicas

Durante siglos fueron los ayuntamientos quienes procuraban remediar estos males practicando la beneficencia con todos los necesitados, especialmente con los llamados “pobres de solemnidad” cuyas listas eran dadas a conocer públicamente. Los pobres incluidos en esta relaciones no pagaban ningún servicio gestionado por el municipio (sanidad, educación, molinos, hornos, etc.) y recibian, de vez en cuando, alguna limosna recaudada mediante cuestación. Los principales servicios que se realizaban eran los siguientes:

Hasta el siglo XX, coincidiendo con el final de la desamortización de los bienes municipales y la bancarrota de los Ayuntamientos, el Estado no asumió los Servicios Sociales, como ocurre actualmente, ni la seguridad social ni la sanidad gratuita ni universal. En las últimas décadas del XX estos servicios fueron transferidos al Gobierno de Aragón y, posteriormente, a las mancomunidades y comarcas. Estas últimas los desempeñan actualmente.

La iglesia

La Iglesia Católica a través de sus parroquias y conventos practicaban la “caridad” como una virtud más para socorrer a los débiles.

Otra forma de servicio social son las mandas y donaciones efectuadas a hospitales, iglesias, ermitas, cofradías y otras instituciones religiosas cumplen con la función esencial de la caridad. Su aspecto puramente religioso no puede separarse de la función social que pudieran cumplir en el pasado, o de la función de estrechar vínculos familiares (religiosos o laicos), que vistos con mentalidad moderna tal vez se nos antojen de escasa importancia. Sí es cierto que en algunos casos el carácter social de las mandas estaría, desde nuestro punto de vista actual, mucho más acentuado.

Las fundaciones particulares

También tuvo su papel la iniciativa privada a través de la creación de instituciones o fundaciones benéficas que albergaran y auxiliaran en todos los sentidos a las gentes pobres y necesitadas. Se trataba de personas, generalmente adineradas y de creencias religiosas profundas, que se sentían afectadas y preocupadas por la situación calamitosa en el ámbito económico y/o cultural de otros vecinos de su entorno y pretendían solucionarla mediante la cesión de su patrimonio o parte de él.

En la segunda mitad del siglo XIX se recuperaron estas iniciativas, pero dejaron de estar vinculadas directamente a la iglesia (aunque los párrocos solían estar presentes) para constituirse como entidades independientes. Se trataba de personas, generalmente adineradas y de creencias religiosas profundas, que se sentían afectadas y preocupadas por la situación calamitosa en el ámbito económico y/o cultural de otros vecinos de su entorno y pretendían solucionarla mediante la cesión de su patrimonio o parte de él.

Bibliografía

  • CUTANDA PEREZ, Eloy (2002): "Los libros de limosna para casar doncellas: el ejemplo del racionero Alonso Martínez en Cella (1614-1837)", en Xiloca nº 29, pág. 107-136 [Texto completo]
  • LATORRE YUSTE, Marta (1998): ``Estudio global de las necesidades sociales de los municipios que integran el Servicio Social de Base de Monreal del Campo´´. Teruel, Teruel, 86 (II), pág. 193-218 [Texto completo]